16 abr 2014

HELADERÍA POLLY POCKET

               Se ha vuelto ya muy común el uso de perfumes y fragancias capaces de tenernos todo el día salivando. Aromas como el de la vainilla o el chocolate se utilizan como ambientador para perfumar locales, para aromatizar jabones y lociones de baño, e incluso para rociarse a modo de  colonia e hipnotizar por la calle a los más golosos, cual flautista de Hamelín en potencia. Se trata de olores que nos desafían a abrir las fosas nasales e inspirar profundamente para tratar de hacer llegar aquel manjar aromático a nuestras papilas gustativas. Fue precisamente uno de estos perfumes el que me llevó de vuelta a mi infancia.
               Recordé de pronto cómo disfrutaba yendo a jugar a casa de una de mis compañeras del cole, con aquellas delicadas muñecas que yo en mi casa tenía prohibidas. Pero más especialmente, recordé el aroma de uno de sus juguetes: la idílica Heladería de Polly Pocket. Unas figurillas que apenas levantaban un centímetro del suelo pero que en sus casitas tenían hasta el más mínimo detalle. Ésta en particular, tenía un característico olor a fresa que la hacía peligrosamente apetecible. Si fuera posible añadir un perfume a nuestro blog, estoy seguro de que optaría por éste.
               He aquí uno de los juguetes perfumados que yo conozco, aunque muy probablemente existan muchos más. Tratemos, pues de hacer una pequeña lista. Se admiten sugerencias.