Caramelo, pastelito mío, tengo una cosa que decirte, desde
la confianza que me da ser una de tus pocas amigas. Francamente, este blog tuyo
es una mierdecilla. Como no escribas sobre algo que le interese a la gente, va a
acabar hundido en la miseria. Tus entradas y el azúcar no podrían estar más
lejos, y tu originalidad es absolutamente deprimente. Y otra cosa: en la vida
de todo hombre llega un momento en el que ha de olvidarse de Disney y demás
ñoñerías. ¡Madura de una vez, ostia!
Pero todo desde el cariño eh. Por eso te dedico esta monada
de pastelito. ¡Mira qué rico! A mí siempre me ha parecido que tiene buena
pinta.
Tranquilo, no te preocupes que ya estoy aquí yo para
solucionarte la vida. No sé qué harías sin mí…
