15 oct 2014

HUELE QUE ALIMENTA: Sobres perfumados

          Puede que me gusten tanto los dulces porque me tienen permanentemente atado a la infancia. Y es que muchos de los olores y sabores que me devuelven tiempo atrás tienen, en efecto, matices acaramelados. Incluyo hoy un pedazo de infancia más al hacer mención, aunque me avergüence, a algo en apariencia tan ñoño y cursi como los sobres de papel perfumado.
          El que no sepa de qué hablo me tome posiblemente por mentiroso, pero doy fe de la existencia de los mismos. Por lo menos en aquellos felices 90. Y tengo pruebas: aún conservo algunos de los sobres de entonces, aunque por desgracia su fragancia haya ido desapareciendo con los años. Junto con los sobres, vendían también papel reglado en tonos pastel que solían utilizar en el patio las niñas del colegio para escribir cartas de amor a sus platónicos. También perfumados y decorados con motivos tan extremadamente azucarados como su propio aroma. ¡Me encantaban! Aunque evidentemente nunca osé, por vergüenza, aventurarme a comprar ninguno.
           ¿De dónde han salido, por tanto, los que hoy conservo?
       Pues es que guardo, como es natural, los sobres que mis admiradoras secretas depositaban a miles en mi taquilla del cole. De ahí que no pueda mostrar las cuartillas que contenían y en las que aún pueden apreciarse las letras redondeadas de aquellas niñas que, con los años, se decantaron por fortuna por una opción más acertada.
          XD
         Ojalá fuera eso, y no que mis amigas me regalaran por pena los sobres que a ellas les enviaban llenos.